Emociones y Seguridad Vial

Publicado por Lic. Sofía Gil en

A continuación, veremos cómo a menudo nuestras propias emociones pueden convertirnos en víctimas de siniestros viales, y qué cuestiones psicológicas debemos tener en cuenta para poder prevenirlos.

¿Por qué nuestras emociones nos pueden poner en peligro?

Es de público conocimiento que la mayoría de los siniestros viales, por estadística, se deben a una (o más de una) conducta vial inapropiada o imprudente , la cual llamaremos CONDUCTA PROBLEMA.

Luego, entre otros motivos, se encuentran las fallas técnicas, factores climáticos, condiciones pavimentales, entre otras.

Pero poco se habla de las cogniciones y de las emociones que muchas veces dan origen a las conductas problemáticas.

Por empezar, existe una relación COGNICIÓN – EMOCIÓN – CONDUCTA que debemos considerar. Hablamos de COGNICIÓN para referirnos a las formas de conocer el mundo (percepción, atención, memoria, pensamiento, etc). Nos referimos por EMOCIÓN a una reacción psicofisiológica personal, que tenemos frente a un estímulo y que se relaciona con cómo nos sentimos, y por CONDUCTA entendemos una respuesta o reacción observable para los demás, que es consecuencia de lo que percibimos y pensamos (COGNICIONES) y de lo que sentimos (EMOCIONES). Existen, además, otras relaciones transaccionales entre los tres elementos, pero no es el punto de este artículo.

En síntesis, tanto la manera en la que percibimos y procesamos la información de nuestro ambiente, como la manera en la que nos estamos sintiendo influirán en la manera en la que nos comportamos.

Si estamos en la vía pública, a este comportamiento (influido inevitablemente por emociones, percepciones y pensamientos ), lo llamaremos CONDUCTA VIAL.

La realidad es que una persona preocupada, angustiada, enojada (EMOCIONES)… tiene suficiente energía puesta en atender internamente (COGNICIÓN) a su emoción, que presentará insuficiente atención (COGNICIÓN) en su contexto externo. Esto se refleja en una imprudencia parcial o total (CONDUCTA VIAL) al momento de desplazarse por el ambiente.  

A su vez, el grado de imprudencia alcanzado dependerá en cada caso de muchos factores, pero en términos generales existen algunas situaciones que lo agravan, por ejemplo: conducir con sueño o con dolencias físicas significativas, dormirse en el colectivo, o caminar por la calle reduciendo nuestras capacidades auditivas y/o campo visual, entre otras.

Te invito a responder: ¿En qué situación que has vivido considerás que tus EMOCIONES podrían haber generado un siniestro vial?

La responsabilidad

Es menester tener en cuenta que ninguna situación por la que estemos pasando, por más movilizante que sea, nos eximirá de ASUMIR TODAS las consecuencias que nuestras acciones puedan causar en la vía publica. Aquí se suma un elemento fundamental en materia de seguridad vial : LA RESPONSABILIDAD que tenemos al momento de salir a la calle. Desde la Psicología Ambiental, sostengo que TODOS tenemos una responsabilidad con nuestro propio entorno, y que a medida que vayamos cumpliendo con esta, iremos avanzando en nuestras capacidades de adaptación.

Si bien las consecuencias más significativas de daños y pérdidas suceden cuando existen vehículos involucrados, y por tanto las campañas de concientización tienden a recaer únicamente en los conductores, es menester aclarar que todo transeúnte (usuario de la red vial), tiene la responsabilidad de circular con precaución y respetando las señalizaciones : tanto el conductor de un vehículo, como los pasajeros de un transporte público o privado, como también los peatones.

1. CONDUCTORES DE VEHÍCULOS

La capacidad de tener un «manejo defensivo», implica varias cosas: en primer lugar, haberse instruido para manejar y encontrarse habilitado, en segundo lugar, contar con un vehículo en condiciones, y además llevar una práctica con precaución y respeto por las demás personas, seres vivos e inmuebles y otras cosas (públicas o privadas) con las que convivimos en la vía pública.

En la red vial todos somos responsables de nuestras propias decisiones: Si manejamos sin estar en condiciones y generamos un siniestro vial, NO es un accidente. “Si se puede evitar, no es un accidente” sostiene la campaña Nacional de Seguridad Vial.

Una situación particularmente delicada se nos presenta cuando hemos estado involucrados en un siniestro vial o alguno de nuestros seres queridos lo han estado recientemente. En esos casos es esperable que los primeros días nos encontremos afectados emocionalmente, sintiendo miedo, en estado de hiperalerta, con dificultad para concentrarnos en el manejo, con pensamientos y sentimientos negativos, entre otros, y es importante considerar que todo ello nos produce una cierta dificultad para conducir en condiciones óptimas. En estos casos, la recomendación es DECIDIR NO HACERLO.

Por otro lado, en algunos casos las afectaciones emocionales derivan en consumos problemáticos cotidianos (de drogas, alcohol, y otras sustancias), que a veces terminan por combinarse, de manera altamente caótica, con el manejo de vehículos (automóviles, camiones, bicicletas, motos, etc) . Del mismo modo, y sumamente riesgoso, es el hecho de circular como peatón en estado de intoxicación y/o ebriedad.

2. PEATONES

Los peatones deben circular por los lugares habilitados para ello y estar ATENTOS al tránsito y a las señalizaciones (esto incluye NO reducir sus sentidos con otros estímulos, por ejemplo utilizando auriculares, capuchas muy grandes o gorros que pudieran afectar el campo visual). Es fundamental que utilicen la senda peatonal cada vez que deban cruzar la calzada, ya que de no hacerlo existe un alto riesgo de no ser vistos, de ser causantes de un siniestro, y en la mayoría de los casos de ser víctimas del mismo.

También deben mantener respeto y cuidado por el patrimonio cultural y edilicio en general, uso apropiado del espacio público y buena convivencia con las demás personas y seres vivos que encuentren a su paso. Si un peatón está viviendo una situación que le causa un impacto emocional grande como puede ser un estado de angustia importante, un estrés agudo causado por una situación crítica que acaba de vivir, un enojo que no le permite dejar a un lado lo que le sucedió mientras transita por la vía pública, o un estado de alegría que le hace olvidar los riesgos de la misma, queda absolutamente expuesto a sufrir algún daño o pérdida, o causar un siniestro. En el caso de los peatones, no existe un sistema de seguridad que los proteja frente a un impacto inesperado y el costo de la imprudencia muchas veces se paga con la salud o con la vida, al igual que conductores de vehículos tales como motos y bicicletas.

3. PASAJEROS DE TRANSPORTES PÚBLICOS Y PRIVADOS (COLECTIVOS, TAXIS, UBER, ETC)

Los pasajeros de un transporte público o privado, aunque no se encuentren conduciendo un vehículo, son responsables de verificar, lo más que puedan, el estado general del mismo y de DENUNCIAR si este no se encuentra en condiciones, o si su conductor infringe las señalizaciones y/o la Ley Nacional de Tránsito (por ejemplo: velocidad máxima permitida, ingresos en calles que son contra-mano, circulación frente a semáforos en rojo, etc). Si el pasajero no denuncia, se convierte en cómplice de las acciones, omisiones y/o negligencias del conductor, y a su vez se expone a la posibilidad de ser protagonista de un siniestro. Por eso es importante mantenerse alerta.

En resumidas cuentas, todas las personas que salimos a la calle debemos conocer las reglas de circulación en la vía pública y las LEYES DE TRÁNSITO (click aquí para acceder a nuestra ley Nacional ), del lugar en el que estemos en ese momento (así sea que nos encontremos allí por motivos de turismo, o incluso por poco tiempo).

Por otro lado , recordemos que muchas veces las emociones nos comprometen las funciones cognitivas (sensación, percepción, atención, memoria, pensamiento, etc) . Entonces el ser conscientes de ellas, y el hecho de poder elegir cómo actuar frente a las mismas, es indispensable para educarnos en vialidad y para prevenir siniestros.

Para ello, podemos aprender a regular nuestras emociones, y a elaborar respuestas adaptadas para cuando estemos emocionalmente movilizados. Para todo ello, la Psicología brinda muchas herramientas que iremos viendo a lo largo y ancho de este espacio virtual.

¡Un abrazo!

Lic. Sofía Gil

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