La psicología ambiental en nuestro hogar

Publicado por Lic. Sofía Gil en

Hoy voy a contarles algunas estrategias que podemos adoptar dentro de nuestros hogares para nuestra salud individual y bienestar relacional, y además les voy a ir explicando las influencias de cada una.

Como primera recomendación, es fundamental ventilar los ambientes en la medida de lo posible, varias veces al día.

Esto posibilita el recambio de aire, ya que lo que ocurre cuando pasamos muchas horas encerrados en un mismo lugar, es que los niveles de oxígeno disminuyen y los de dióxido de carbono aumentan, esto es naturalmente producto de nuestra respiración. Con lo cual, si no ventilamos nuestra casa, al respirar ese aire podemos sentirnos embotados, mareados, con dolores de cabeza, de mal humor, e irritables. Esto puede generarnos también a nivel relacional ciertas discusiones con las demás personas, entre otros inconvenientes.

¿Es necesario ventilar los ambientes si tengo plantas en mi casa?

Las plantas producen 2 procesos.

Fotosíntesis (en presencia de energía lumínica):
DIÓXIDO DE CARBONO + AGUA → GLUCOSA + OXÍGENO

Respiración celular (todo el día):
GLUCOSA + OXÍGENO → DIÓXIDO DE CARBONO + AGUA

Con lo cual, aunque sean generadoras de oxígeno gracias a su proceso de la fotosíntesis, también son generadoras de dióxido de carbono, ya que respiran las 24 hs del día al igual que todos los seres vivos.

En segundo lugar, es importante que aprovechemos la luz solar siempre que sea posible, por ejemplo abriendo bien las cortinas y/o persianas.

Esto no sólo va de la mano de adoptar actitudes pro-ecológicas y pro-económicas para ahorrar recursos energéticos (por ejemplo, electricidad), sino que además la luz natural del sol permite conservar buenos estados de ánimo, ya que colabora con la producción de serotonina en el sistema nervioso, que es una sustancia que nos permite experimentar la sensación de bienestar y mantener el buen humor.

Otra sugerencia es evitar la contaminación dentro de nuestras casas.

En la naturaleza ocurre que un determinado valor de humedad, una traza de algún metal o incluso la cantidad de luminosidad, pueden ser claves para la vida de algunas especies, o bien pueden ser letales para la vida de otras. Algunos elementos pueden ser más molestos o más posibilitantes para determinados individuos. Pero en fin, lo que es un estresor para algunos, podría ser un buen elemento para otros.

En un cierto modo, esto mismo ocurre en las personas. Si bien existen numerosos contaminantes indiscutidos para la especie humana en general (por ejemplo rayos UVB, arsénico, determinados virus), la realidad es que también existen algunos estímulos que dependiendo de las características propias de la persona (biopsicosociales, axiológicas, culturales, etc) pueden ser placenteros o displacenteros. He aquí el aspecto «subjetivo» de algunas contaminaciones. Me refiero, por ejemplo, a una melodía, un olor, una imagen.

¿Qué tipo de contaminaciones se pueden presentar en nuestro hogar?

La contaminación visual . Es muy habitual que se acumulen en los hogares ciertos materiales y objetos que no tienen una utilidad pero que siguen allí, a veces “por si acaso”, a veces porque no sabemos bien qué hacer con ellos, y otras veces por infinitas razones. El problema es que el solo hecho de mirarlos nos puede generar un cierto desgaste y además nos impiden aprovechar y CONTROLAR los espacios de nuestra casa con total plenitud. Además este acopio promueve la existencia de insectos, bacterias, polvo y suciedad, lo cual bajo ningún aspecto favorece nuestra salud.

Por otro lado, el hecho de tener nuestros ambientes limpios e higienizados, más allá de evitar enfermarnos generará en nuestro cerebro el mensaje de que “estamos en un lugar protegido”, y esto emocionalmente nos generará una sensación de bienestar, seguridad y amparo.

Es fundamental ponerse en contacto Y ESTAR ALINEADOS con la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos de nuestro Municipio, por ejemplo conocer los días de recolección diferenciada (residuos húmedos/ residuos secos), puntos con receptores diferenciados (vidro/plástico/ cartón y papel), reciclado de residuos electrónicos, restos de poda, etc. Muchísimas familias viven gracias a la recuperación de estos materiales que ya no utilizamos en nuestras casas. Desprendernos de estos objetos de manera adecuada, es una buena oportunidad para beneficiarnos y a su vez colaborar con los demás. Por otro lado, si logramos este óptimo empalme con la gestión de residuos sólidos, es muy probable que emocionalmente nos genere efectos positivos, tales como una sensación de bienestar gracias al incremento de nuestro autoestima y al estar en sintonía con las reglas de nuestro entorno, entre otros factores.

La contaminación sonora . Existen dos aspectos con respecto a este concepto, uno cualitativo y otro cuantitativo.

Cuantitativamente, medimos los sonidos en decibeles. Nuestra legislación enmarca la gestión de los sonidos en un máximo tolerable para la convivencia de aproximadamente 70dB. A mayores decibeles, todo sonido podría convertirse en «ruido», debido a que resulta molesto o intolerable para alguien.

Cualitativamente, también usamos este concepto: si alguna melodía o sonido no nos gusta, lo llamamos «ruido». Cuando alguna persona en el hogar escucha a volúmenes muy altos música o televisión, puede generar un gran malestar para quienes viven con él y muchas veces genera discusiones y problemas de convivencia, incluso con los vecinos. Recomiendo que tengamos el hábito de utilizar auriculares, consensuar con los integrantes de la familia sobre qué música escuchar, y utilizar decibeles de sonido adecuados, los más bajos posibles. Además es importante mantener una comunicación fluida y armoniosa con los vecinos para convenir aquellos momentos en los que se necesite realizar alguna actividad que genere ruidos molestos, por ejemplo martillazos.

Otro tipo de contaminación doméstica es la que se genera por olores y fragancias, llamada contaminación “odorífera”. Por ejemplo, al usar perfumes o desodorantes de ambiente, inciensos u otros olores que quizás no gusten a algunos integrantes del hogar. Todas las fragancias que elijamos utilizar en nuestro hogar, deben ser consensuadas en conjunto con las personas con las que convivimos. Si a mí me gusta la lavanda y a otra persona no, para ella es un estímulo displacentero que genera malestar (o estrés), y por lo tanto, se considera contaminación para esa persona.

Recomendaciones psicoambientales durante la Pandemia por Covid 19

Espero que estos conceptos te hayan sido interesantes y puedas ponerlos en práctica en tu ambiente cotidiano,

¡Escribime para contarme tu experiencia!

¡Un abrazo!

Lic. Sofía Gil

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